Pepi vino a casa la otra tarde a encargarme una tarta para el cumpleaños de sus hermanos. Cosas de la vida, somos familia y yo ni lo sabía hasta el año pasado en que nuestras hijas entraron en educación infantil de tres años en la misma clase y ella me lo comentó. Me alegré, pues tengo tantísimos primos repartidos por la geografía española que es un motivo de ilusión pensar que tienes algún miembro más en tu propio pueblo, así que genial, porque además, es muy simpática. Hablamos durante un rato de las aficiones e intereses de los cumpleañeros (de nuevo cosas de la vida: les separan tres años de diferencia pero nacieron el mismo día, ay, esa puntería) y llegamos a esta idea: una tarta en forma de costurero para Yolanda y una con motivos de cacería para Antonio.
Menos mal que pude hacérsela con ayuda de mi marido, pues en esos días, justo cuando estábamos terminando la tarta, me puse malita con fiebre y más antipatías y la verdad es que fue un alivio ver que entre los dos, ya la habíamos hecho.
Aquí véis al perro de cacería haciendo la muestra con la liebre recién descubierta jejeje... todo creado y modelado por mi marido, que es un fenómeno. Todas las figuras están hechas con fondant al que añadimos cmc para dar dureza y que no se venga abajo el modelado.
Este conejito lo hice yo; primero hice uno tipo peluche y mi marido "pero dónde vas con ese conejo tan amoroso, que esto es una cacería!!" jejeje, y quedó este, un poquito más rústico.
Me encantó modelar todas estas quisicosas para el costurero: cinta métrica, hilos para punto de cruz (al que Yolanda es muy aficionada), aguja e hilo convencional, todo sobre un paño "bordado", pues los relieves con rosas están hechos con un rodillo texturizador.
Ahora, veamos cómo son por dentro: la tarta de cacería, la de abajo es un bizcocho de naranja relleno de crema suiza de chocolate y dulce de leche; la tarta de arriba, bizcocho de limón también relleno de crema suiza de chocolate y vainilla.
¡Feliz cumpleaños, Yolanda y Antonio!