Bella María es la maestra de mi hija y ayer le hice esta tarta de primera comunión para un regalo. La historia es especial, o por lo menos, a mí como maestra, me lo parece: los niños y niñas a los que esta tarde invita a merendar y sorprende con esta tarta, que ahora tienen nueve años, fueron sus alumnos con tres años. Y un vínculo especial les une a niños, niñas, maestra y madres, de tal manera que aún perdura en el tiempo.
Por lo visto, la idea de venía rondando desde hace algún tiempo y se acordó de mis tartas. Quería una de primera comunión y la cosa es que yo es la primera vez que hago una, así que le comenté que tenía que documentarme. Miré por internet y me inspiré en algunas ideas y eso fue lo que salió.
Es una tarta en forma de libro abierto(bizcocho rectangular un poco arreglado) y como se ve, en cada página viene un motivo. A la izquierda, la dedicatoria; a la derecha, un dibujo a mano alzada (sigo sorprendida de mí misma, yo antes no sabía ni copiar) y coloreado con tintas comenstibles). Hay mucha pintura en dorado, colores pastel y blanco... bueno, sé que a Bella María le ha encantado; ahora faltan sus niños y niñas, ya me contará.