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domingo, 13 de mayo de 2012

Tarta de Bodas

 Raquel y Reyes contactaron con nosotras hará unos dos meses (me sigue fascinando que la gente que encarga nuestras tartas las sueñe muchos días atrás, muchos) a través de mi amiga Pilar, esa peaso de maestra creativa, original y con la que además de reflexionar sobre lo divino y lo humano, me río mucho. Querían que les hiciera su tarta de bodas. Y aunque para mí eran palabras mayores, pues nunca había hecho una así, acepté el encargo. He de decir que ha sido un gustazo hacerla, aunque cuantísimas horas empleadas en ellas mi marido y yo (fifty-fifty, un fenómeno mi marido): nosecuantos bizcochos de vainilla, kilos de crema de dulce de leche y chocolate y rosas de fondant a raudales. Hemos calculado en torno a quince horas de trabajo, en días repartidos.

Las novias querían además de sus colores, naranja y lila, un mapa de Europa y África, que fuera una réplica de su invitación de bodas. Me costó mucho tiempo y dedicación, pero este es el resultado. Las estrellitas son los puntos estratégicos, los lugares donde tienen muchos y buenos amigos. Siento tener esta foto torcida, no soy capaz de enderezarla, así que... a torcer cuellos!Éste es el resultado final, la composición de tarta de bodas con flores de tres pisos y tartaza de mapa europeo y africano. Las muñequitas no las hemos hecho nosotros, ¡más quisiéra yo!

Bueno, pues esto que estáis viendo es el antes... el después... bueno, cómo contarlo: estas tartas tenían que viajar unos quince kilómetros y el día estaba calurosito, por no decir otra cosa: más de treinticinco grados un doce de mayo, que manda.... aunque iba desmontado para el camino y todo bien sujeto, cuando paramos el coche para hacer el traslado a un chiringuito de la playa, precioso, donde se celebraba la boda, vimos con espanto que nuestra adorada tarta de tres pisazos se estaba abriendo por abajo y yéndose hacia un lado.... imaginaos. Bueno, recompusimos el gesto y el alma, cogimos nuestra tarta, nuestra niña Helena (maravillosa criatura tengo, pobrecita, se quedó sin playa) y nos llevamos más de hora y media en una mesa improvisada, una especie de taller en una esquinita y arreglamos la tarta lo mejor que se pudo, cortando de allí y pegando acá. Hablé con Reyes horas más tarde y estaba muy contenta, me decía que la tarta estaba preciosa, que era una maravilla, así que ... nos quedamos más tranquilos.
Bueno, estas cosas parece que pasan,... lo importante es que tuvimos el temple necesario, por lo menos el justito, para tirar hacia adelante con la tarta. Después de tanta ilusión y cariño que habían puesto en esta tarta, el mismo que nosotros, no podíamos permitir que Reyes y Raquel tuvieran el más mínimo contratiempo en el día de su boda. Felicidades y muchas gracias por haber confiado en nosotros para algo tan especial como el día de vuestra boda.